La Alberto Balderas enloqueció cuando tras una lluvia de luces pirotécnicas y el sonido de las trompetas de las canción Pruébamelo, anunciaron la aparición de Gloria Trevi y justo ahí, tras la cortina de luz, apareció alzando las manos y agitando la cadera y la cabellera, dispuesta arrancar hasta el último grito del público.
Eran las 12:30 de la noche y al contrario de los cuentos de hadas, apenas comenzaba el hechizo, las primeras palabras de La Trevi bastaron para que los autlenses se entregaran por completo a su show. “Autlán de mi corazón, he venido hasta aquí a probárselos y a que me lo prueben”. Arrancó el segundo grito más fuerte de la noche.
La noche fue un viaje a través del tiempo que se caminó con zapatos viejos y el pelo suelto y en un derroche de locura del público se tuvo que llamar al Doctor Psiquiatra, mientras La Trevi se echaba una papa sin catsup.
Las luces azules y el humo que envolvía el ambiente fue el propicio para que en un silencio, todos sus fanáticos le cantaran las mañanitas a Gloria, quien en ese momento se mostró emocionada, lanzando una sonrisa a su público. “Se acordaron”, agregó.
Las fallas iniciales en el sonido se desvanecieron en el show, era más la energía en el escenario que las molestias que podía causar la falta de una torre de bocinas, después de la segunda canción todo se arregló y ya estando entrados en el ambiente, Gloria demostró su histrionismo en el escenario haciendo cambios de vestuario, performance y sobre todo contacto con el público.
En momentos se volvió subversiva y criticó algunas posturas sociales sobre el aborto, “a quienes tachan al aborto como malo, pero que sobajan a las madres solteras”, en otros minutos se volvía un ángel, con movimientos sutiles y frágiles y luego se desbordaba en el baile.
Hora y media de concierto y nadie se sentó, desde la primera canción hasta la última, no faltaron los gritos y los encuentros afectuosos con la artista, quien con gusto recibió, las flores, los aplausos y los piropos de sus fans.
No faltó una sola canción, Cinco Minutos, Tu ángel de la Guarda, Con los Ojos Cerrados, Hoy me iré de Casa y Todos me Miran, con la que cerró el concierto. No hubo una sola canción que no fuera coreada, bailada, gritada y aplaudida, el público enloqueció con cada una.
El reloj ya marcaba las dos de la mañana, el repertorio para esa noche aTREVIda había llegado a su fin, pero la “probadita” que la Trevi le dio a la Alberto Balderas hizo que el público explotara de locura de principio a fin.
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